“Cuando vio a las multitudes, subió a la ladera de una montaña y se sentó. Sus discípulos se le acercaron, y tomando él la palabra, comenzó a enseñarles diciendo:”
En el día 10 del reto de lectura a través de la Biblia, Éxodo 19-20:21, vimos cómo Dios llamó al pueblo de Israel en el Sinaí, le dio su ley, celebró un pacto.
Israel sería un pueblo especial, diferente, separado para cumplir con su propósito ser luz a las naciones.
Cientos de años después he aquí Jesús, el Mesías, en un monte también, lleno de personas, multitudes de seguidores y sus discípulos con ansias de escucharle.
En el Sinaí, Dios estaba en la cumbre de la montaña. Moisés tuvo que subir y nadie podría acercarse al monte donde Dios hablaba con Moisés.
En esta ocasión las cosas son distintas, Dios se acercó al hombre, Dios se hizo hombre; Dios no se quedó en la cumbre del monte, Dios mismo bajo al monte para hablar con el pueblo.
Jesús no vino a dar una nueva ley, vino a cumplir y a enseñar el sentido correcto de ella.
La ley y la gracia se encontraron en Jesús.
En el Sinaí, con el pacto Dios constituyó a Israel un pueblo para sus propósitos.
En el monte, Jesús, está llamando a la humanidad a acercarse a Dios.
Jesús es el cumplimiento de la ley y la esperanza de salvación.
Jesús nos muestra que la vida en la gracia es una vida de demandas y renuncias pero que nunca, nunca, dependeríamos de rendimiento o cumplimiento para merecer su favor.
Jesús en este sermón vino a comprar un nuevo pueblo para Dios.
Un pueblo pobre, que llora, humilde, hambriento, sediento y perseguido; un pueblo que no pudo cumplir la ley.
Un pueblo que cree en Él y que ve en Él la esperanza de la vida
Jesús vino a dar dicha, gracia y bendición a todos los que estábamos pérdidos.
“»No piensen que he venido a anular la ley o los profetas; no he venido a anularlos, sino a darles cumplimiento. Les aseguro que mientras existan el cielo y la tierra, ni una letra ni una tilde de la ley desaparecerán hasta que todo se haya cumplido.”
Aquí el resumen:
El pueblo.
La ley.
El templo.
El reino.
Jesús es el Rey.