Entonces, ¿por qué tratan ahora de provocar a Dios poniendo sobre el cuello de esos discípulos un yugo que ni nosotros ni nuestros antepasados hemos podido soportar? ¡No puede ser! Más bien, como ellos, creemos que somos salvos por la gracia de nuestro Señor Jesús.
La iglesia ya no era esencialmente judía.
El evangelio explotó en el mundo de esa época y los no judíos comenzaron a creer y a nutrir las iglesias.
Dios desde el principio tuvo a bien escoger de entre los gentiles un pueblo para gloria de su nombre.
Nos ha quedado claro, cuando leímos Hechos 10, que el plan de Dios de salvación siempre fue la salvación de la humanidad, sin favoritismos.
El pueblo de Israel fue un instrumento de Dios, para la venida del Mesías, Jesucristo.
El celo cegó al pueblo de Israel.
A los no judios se les quiso sujetar a la ley mosaica.
La pregunta clave es, ¿Cómo ser salvos?
¿Por la circuncisión, conforme a la tradición de Moisés o por la fe, por la gracia de Dios?
Dos posturas.
Esto llevó a los apóstoles a celebrar el primer concilio de la Iglesia, en Jerusalén.
El texto revela una discusión profunda.
Una vez más, la obra del Espíritu estuvo presente, guiando a los apóstoles.
No debía ponerse ninguna traba a los no judios.
La salvacion es por fe, es por la gracia de Dios.
Dios le dio la ley al pueblo de Israel.
Dios en Jesús nos dio el regalo de creer, solo por Su gracia.
Aquí el resumen:
Tradición.
Debate.
Ley.
Fe.
Gracia de Dios.
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