Israel y Judá hicieron lo que ofende al Señor.
Fueron despojados de la tierra prometida y llevados cautivos a Asiria y Babilonia.
La lista de las ofensas:
Adoraron a otros dioses.
Siguieron las costumbres de las naciones.
Blasfemaron contra el Señor su Dios.
Construían altares paganos.
Siguieron el ejemplo de las naciones.
Fueron tantas las maldades que cometieron.
Rindieron culto a los ídolos.
Fueron tan tercos.
No confiaron en el Señor su Dios.
Rechazaron los decretos y las advertencias del Señor, y el pacto.
Se fueron tras ídolos inútiles.
Se volvieron inútiles ellos mismos.
Siguieron las costumbres de las naciones vecinas.
Abandonaron todos los mandamientos del Señor su Dios.
Se postraron ante todos los astros del cielo y adoraron a Baal.
Persistieron en sus antiguas costumbres
Adoraban al Señor y al mismo tiempo servían a sus propios ídolos.
Siguen actuando como sus antepasados.
Hay algo que se repite “siguieron las costumbres de las naciones vecinas”.
Israel debió ser distinto a los demás pueblos.
Hasta este momento parece que el trazo de la redención se quedó sin tinta, sin palabras, sin opciones.
Pero el texto nos recuerda el pacto de Dios:
Dios es quien los sacó de tierra de Egipto.
Dios es a quien se debe temer y adorar.
Dios entregó por escrito su ley, estatutos y derechos.
¿Habrá esperanza para este pueblo?
¿Habrá esperanza para mí?
Sí. Aquí está la clave:
“No olviden el pacto que él ha hecho con ustedes. Por tanto, no adoren a otros dioses, sino sólo al Señor su Dios. Y él los librará del poder de sus enemigos”
Aquí el resumen:
Ofensa
Tributo
Deportación
Pacto
Liberación
Adoración
Dios librará…