“…¡y todo el mundo sabrá que hay un Dios en Israel! Todos los que están aquí reunidos sabrán que el SEÑOR rescata a su pueblo, pero no con espada ni con lanza…”
¿Cómo recuperaron los israelitas el arca del pacto?
No hicieron nada. Siete meses estuvo en territorio filisteo y fueron objeto de diversas plagas. Así que la devolvieron y Dios le dió una victoria al pueblo.
Samuel llegó a viejo y sabiendo que estaba por morir, todo el pueblo le pidió que designara un rey para ellos, a la usanza de las naciones vecinas.
Saúl fue designado como el primer rey de Israel.
Como sabes, la rivalidad entre Israel y los filisteos era intensa.
Este pasaje que hoy leímos nos cuenta una campaña militar más entre estas naciones. Una mas, pero muy singular: David y Goliat.
Es una historia muy conocida, así que no repetiré lo que dice el texto.
Pero lo que observo en este pasaje es este modelo en la Escritura donde Dios siempre usa al pequeño, al menor, al menos probable, al menos capaz.
El trazo de la redención nos lleva a la época de la monarquía del pueblo de Israel. Saul, el primer rey, está apunto de caer; su sucesor, David, acaba de hacer su aparición. Viene de Belén, como presagio del advenimiento del Salvador de la humanidad.
Aquí el resumen:
Un gigante filisteo
Un pastor de Belén
Una lanza
Una piedra
Dios es vencedor
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