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  • Foto del escritorLeer La Biblia

Para entender

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El propósito de cualquier lectura es entender.

Cuando de leer la Biblia se trata, este propósito se puede volver un tropiezo porque nos enfrentamos a un texto escrito en una lengua, época, cultura y ubicación geográfica muy distante a nosotros.

Por su singularidad, la Biblia puede ser estudiada desde diversos escenarios: La Biblia como libro, la cultura de cercano oriente, la arqueología, etcétera. Buscando resolver interrogantes desde muy distintos puntos de vista.

La Biblia puede ser leída desde casi cualquier disciplina de estudio.

Pero, ¿cuál será el acercamiento correcto a la Biblia? Dicho de otro modo, ¿qué debo entender de la Biblia? ¿Tengo que entender todo el texto bíblico? ¿Es posible comprender todo el texto bíblico?

La respuesta está en la misma Biblia. Hay un pasaje en Deuteronomio 17:18-19 que contiene una afirmación clara sobre lo que debemos aprender cuando leemos la Biblia:

“Y cuando se siente sobre el trono de su reino, entonces escribirá para sí en un libro una copia de esta ley, del original que está al cuidado de los sacerdotes levitas; y lo tendrá consigo, y leerá en él todos los días de su vida, para que aprenda a temer a Jehovásu Dios, para guardar todas las palabras de esta ley y estos estatutos, para ponerlos por obra; para que no se eleve su corazón sobre sus hermanos, ni se aparte del mandamiento a diestra ni a siniestra; a fin de que prolongue sus días en su reino, él y sus hijos, en medio de Israel.”

Una obligación del Rey era transcribir su propia copia de la ley para poder leer todos los días de su vida, para que aprenda, entienda, comprenda lo que significa temer a Dios

En el proceso de lectura, el objetivo del lector determina la forma en que lee.

Este pasaje esta ayudándome a determinar el objetivo, el alcance de mi lectura de la Biblia:

Leo la Biblia para aprender el temor a Dios.

Si mi objetivo de lectura de la Biblia es claro y definido, la forma en que lo haga será clara y fluida.

No leo la Biblia como un manual de arqueología o de geografía o como un manual de primeros auxilios al que recurro para encontrar una cápsula que alivie mi dolor.

Leo la Biblia para entender el temor de Dios.

Si este es mi objetivo, entonces puedo tener certeza en mi corazón que todo el texto bíblico, aún esos pasajes difíciles como las genealogías, rituales levíticos o historias terribles, tienen como propósito llevarme a aprender el temor de Dios.

Puedo leer la Escritura con un propósito claro: comprender el temor a Dios.

Así, cada pasaje, cada historia, cada personaje en la Biblia me conecta a Dios y revela mi condición de necesidad de Él; se convierte en una ilustración del temor de Dios.

¿Por qué es tan importante comprender “el temor a Dios”?

Salomón, rey en Jerusalén, el hombre más sabio de sus tiempos, aplicó su sabiduría para comprender el mundo en que vivimos.

El reporte de su investigación esta en el libro de Eclesiastés.

Salomón, el Predicador, llegó a dos grandes conclusiones:

  1. Todo es vanidad

  2. Temer a Dios es el todo del hombre

Ec. 1:2 “Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad”
Ec. 12:12 “El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque es el todo del hombre.”

¿No parece contradictorio, difícil de conciliar estas dos ideas?

En realidad, estas dos conclusiones nos hacen reconocer que si sacamos a Dios de la ecuación de nuestra vida, todo es vanidad.

Si por el contrario, a Dios le damos el lugar que le corresponde podremos escapar de una vida sin sentido para vivir una vida por y para Dios.

La clave de la vida es temer a Dios.

Y, aprender a temer a Dios inicia con leer la Biblia.

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