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Cómo estudiar e interpretar la Biblia por R.C. Sproul (notas personales)

¿No es sorprendente que casi todas las personas estén listas para dar su opinión en cuanto a la Biblia, y sin embargo pocos la han estudiado?

A veces parece que las únicas personas que dedican tiempo al estudio de la Biblia son aquellas con las hachas más afiladas para hacerla pedazos.

Ha habido muy poco acuerdo entre eruditos cristianos en cuanto a los principios rudimentarios de la interpretación de la Biblia.

Para muchos la Biblia sigue siendo un enigma susceptible de muy diferentes interpretaciones.

Para otros la Biblia tiene una faz de cera capaz de amoldarse a los intereses particulares del lector.

¿Existe alguna salida a esta confusión?

La motivación del libro es dar una orientación básica con “sentido común” capaz de ayudar a los lectores sinceros a estudiar la Biblia y proporcionar reglas de interpretación que sirvan de contra peso a nuestra acostumbrada tendencia a interpretar la Biblia según nuestros propios prejuicios.

1. La claridad de la Escritura

La Biblia es clara y lúcida.

Es lo suficientemente sencilla para que cualquiera persona pueda entender su mensaje básico. Esto no significa que todas las partes de la Biblia sean igualmente claras o que no haya en ella pasajes o secciones difíciles.

El contenido esencial de la Escritura es lo suficientemente claro para ser entendido con facilidad.

Lutero estaba convencido de que lo que era oscuro y difícil en una parte de la Escritura, se afirmaba con mayor claridad y sencillez en otras partes de la Escritura.

Algunas partes son tan claras y sencillas que ofenden a los intelectuales.

El cristianimo bíblico no es una religión esotérica.

Su contenido no se oculta tras símbolos vagos que requieran de algún tipo de “ingenio” especial para captarse.

No se requiere ninguna especial proeza intelectual ni algún don espiritual para entender el mensaje básico de la Escritura.

Muchas personas la estudian con el fin de encontrar posibles escapatorias para poder esquivar el peso de su autoridad.

2. Estudio personal de la Escritura

La razón principal por la que debemos estudiar la Biblia es porque es nuestro deber.

Vivimos como seres humanos bajo una obligación por mando divino de estudiar diligentemente la Palabra de Dios.

Con el derecho a la interpretación privada de las Escrituras viene la sobria responsabilidad de la interpretación exacta.

Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas. Deuteronomio 6.6–9

Dios ordena que su Palabra sea enseñada tan diligentemente que penetre al corazón.

Una exposición repetida y continua a la Palabra De Dios.

Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. 2 Timoteo 3.14–17

Dios nos enseña un cuidadoso estudio de la Palabra.

Es necesaria la perseverancia para llegar a un fundamentalmente sólido en el estudio bíblico.

Nuestro máximo provecho está en ser instruidos.

Cuando pecamos, necesitamos ser reprobados.

Cuando erramos, necesitamos ser corregidos.

Cuando nos hallamos en mal estado, necesitamos ser instruidos.

Uno de los más importantes beneficios que nos da la Biblia es el de proporcionarnos información que no se encuentra en ninguna otra parte.

Solo Dios puede proporcionarnos una perspectiva eterna y hablar con nosotros con autoridad absoluta y terminante.

Las ventajas que ofrece la Escritura consisten en proveernos de conocimiento no accesibles por ninguna otra fuente.

Es la revelación de Él mismo en la Escritura la más completa y valiosa para nosotros.

Las Escrituras nos llegan como auto-revelación divina.

La mente de Dios se muestra descubierta.

En la Biblia Dios se revela así mismo.

El autor identifica tres problemas que enfrentamos en el estudio personal de la Escritura.

a) Pragmatismo

b) Experiencia

c) Subjetividad

Pragmatismo

El pragmatismo puede ser definido simplemente como la aproximación a la realidad que toma la verdad como “lo que da resultado”.

El pragmatismo se preocupa por los resultados, y los resultados determinan la verdad.

La persona que desdeña la teoría y se llama práctica no es sabia.

Nada revela más elocuentemente nuestras más profundas teorías que nuestra práctica.

La persona que quiere la práctica sin la teoría generalmente termina con malas teorías que llevan a una mala práctica.

Nada podría ser más práctico que la Palabra de Dios pues procede de una teoría que se establece en la perspectiva eterna.

La debilidad fatal del pragmatismo sucumbe ante la revelación.

El cristiano sensual

Es el que vive por los sentimientos más que por su entendimiento de la Palabra de Dios.

No puede ser movido al servicio, a la oración o al estudio a no ser que él “tenga ganas”.

Su vida cristiana es solamente tan efectiva como la intensidad de los sentimientos en ese momento.

No quiere conocer a Dios, quiere expermentarlo.

La Biblia está dirigida primordialmente, aunque no exclusivamente, a nuestro entendimiento.

El cristianismo es supremamante intelectual, aunque no intelectualista.

La vida cristiana no debe ser una vida de meras conjeturas o racionalismo frío; debe ser una fuente de pasión vibrante.

El secreto de la felicidad se encuentra en la obediencia a Dios.

La felicidad no puede ser completamente descubierta mientras permanezcamos ignorantes de la Palabra de Dios.

Subjetividad

El gran peligro de la interpretación privada es el peligro claro y presente del subjetivismo en la interpretación bíblica.

El subjetivismo ocurre cuando trastornamos el significado objetivo de los términos para adaptarlo a nuestros propios intereses.

La meta de la interpretación bíblica es llegar al significado objetivo de la Escritura y evitar las trampas de la distorsión causadas por permitir que las interpretaciones sean gobernadas por el subjetivismo.

Hacer exégesis de la Escritura es extraerle a las palabras su significado, ni más ni menos.

Es más fácil y mucho menos doloroso criticar la Biblia que permitir que la Biblia nos critique a nosotros.

El subjetivismo no solamente produce error y distorsión sino que también engendra arrogancia.

3. Interpretación de la Escritura

Analogía de la fe

La analogía dela fe es la regla de que la Escritura debe interpretar a la Escritura.

La Sagrada Escritura es su propia intérprete.

Esto significa que ninguna parte de la Escritura puede ser interpretada de tal forma que genere un conflicto con lo que está claramente enseñado en otra parte de la Escritura.

Este principio se basa en la confianza previa en que la Biblia es la Palabra de Dios inspirada. Por lo tanto, es consistente y coherente.

Literalidad

La Biblia debe ser interpretada de acuerdo con su sentido literal.

El término literal vienE del latín litera que significa letra.

Interpretar algo literalmente es hacer caso a la litera, o a las letras y palabras que están siendo empleadas.

Interpretar la Biblia literalmente es interpretarla como literatura.

El significado natural de un pasaje debe ser interpretado de acuerdo con las reglas normales de la gramática, lenguaje, sintaxis y contexto.

La Biblia es un libro muy especial, siendo singularmente inspirada por el Espíritu Santo; pero la inspiración no transforma las letras y las palabras o frases de los pasajes en frases mágicas.

Bajo la inspiración, un nombre propio sigue siendo un nombre propio y un verbo sigue siendo un verbo.

El principio de la interpretación literal es tal que nos exige la forma más estricta de escrutinio literario.

Método grámatico-histórico.

Este método enfoca la atención no solo en las formas literarias sino también sobre las construcciones gramaticales y los contextos históricos en que se escribieron las Escrituras.

Las cosas escritas nos han llegado en alguna forma de estructura gramatical.

Por ejemplo, la poesía temen ciertas reglas de estructura, como también las tienen las narraciones.

Cuando se trata de la Escritura es importante saber la diferencia entre un objeto directo y un predicado nominal.

Es importante la gramática pero también ayuda conocer algo acerca de las peculiaridades de la gramática hebrea y griega.

La estructura gramatica determina si las palabras deben ser tomadas como preguntas (interrogativo), órdenes (imperativo) o declarativas (indicativo).

El análisis histórico vuelve el buscar un conocimiento del ambiente y la situación en que los libros de la Biblia fueron escritos.

Este es un requisito para entender lo que la Biblia trataba de decir en su contexto histórico.

Si sabemos quién escribió un libro, para quién, bajo qué circunstancias, en qué período en la historia, esa información, facilitará grandemente nuestro interés de entenderlo.

Sabiendo por qué un autor escribe lo que escribe nos ayudará a entender lo que escribe.

La interpretación personal (privada) de la Biblia requiere un análisis cuidadoso de la gramática y el contexto histórico de la Escritura.

4. Reglas prácticas para la interpretación de la Escritura

  1. La Biblia debe leerse como cualquier otro libro

  2. Leer la Biblia imaginativamente.

  3. Las narraciones históricas deben interpretarse por el método didáctico.

  4. Lo implícito debe interpretarse por lo explícito.

  5. Determinar cuidadosamente el significado de las palabras.

  6. Identificar la presencia de paralelismos (una forma de poesía hebrea)

  7. Identifica la diferencia entre proverbios y ley.

  8. Identificar la diferencia entre el espíritu y la letra de la ley.

  9. Tener cuidado con las parábolas

  10. Tener cuidad con la profecía vatídica.

5. La cultura y la Biblia

¿Fue escrita la Biblia solamente para los cristianos del primer siglo? ¿O fue escrita para personas de cualquier época?

Podríamos responde rápidamente en acuerdo a la segunda pregunta.

¿Hay alguna parte de la Escritura que se encuentre limitada a su medio cultural y por ende limitada en su aplicación a su propio medio cultural?

La Biblia refleja la cultura de su época.

El problema se vuelve más agudo cuando nos damos cuenta que no solamente la Biblia está condicionada a su ambiente cultural sino que también nosotros lo estamos.

Con frecuencia me resulta difícil oír y entender lo que dice la Biblia porque le añado muchas suposiciones extra bíblicas.

Este probablemente sea el más grande condicionamiento cultural al que nos enfrentamos.

Ninguno de nosotros escapa totalmente a ser una criatura de nuestra era.

Esta es la forma en que con frecuencia nos acercamos a la Escritura.

Necesitamos darnos cuenta de que la perspectiva que le damos a la Palabra bien podría ser una distorsión de la verdad.

Estoy convencido de que el problema de la influencia de la mentalidad secular de nuestra época es un obstáculo mucho más tremendo para la interpretación bíblica exacta que el problema del condicionamiento de la cultura antigua.

Aunque los intérpretes de la Biblia pudiesen llegar a un método de exégesis e incluso pudiesen estar de acuerdo con la exégesis misma, aún nos quedan las preguntas en cuanto a la aplicabilidad y la obligación impuesta por el texto.

Es decir, ¿puede aplicarse a nosotros hoy lo que la Biblia le ordena a los cristianos del primer siglo? ¿En qué sentido las Escrituras hoy en día tienen autoridad sobre nuestra conciencia?

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