Desde que tengo memoria estuve rodeado de libros.
A mi papá le debo el hábito de la lectura y la devoción que tengo por los libros.
Cuando tenía 10 años de edad, mi papá me compró una Biblia. Más que una Biblia, era un compendio de historias bíblicas ilustradas.
De ahí que, sin ser cristiano, surgió en mí la inquietud de leer la Biblia, de tener una Biblia de verdad. En los años ochenta, conseguir una Biblia no era fácil.
Pasaron dos años para que tuviera una Biblia en mis manos, gracias a una tía que me la regaló.
El primer libro de la Biblia que leí fue el Apocalipsis. Lo leí con rapidez. No entendí nada o muy poco. Si supe algo, el Apocalipsis no dice la fecha en que el mundo se acabaría. No se acabaría en el año 2000.
Pero debo confesar algo: desde mi inicio como cristiano pasaron muchos años, para que yo leyera la Biblia completa.
Crecí intentando seguir un calendario anual de lectura de la Biblia, que siempre se quedaba a medias. Intenté muchos planes de lectura: el cronológico, el del Nuevo Testamento, solo Salmos y Proverbios, etcétera. No funcionaba, me frustraba porque en algún momento me detenía y lo dejaba.
Hasta que dejé de intentar y simplemente decidí leer.
Entonces, todo cambio.
Acompáñame a descubrir qué significa leer la Biblia y sobre todo cómo hacerlo consistentemente.
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