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1 Samuel 3-4:11

Hasta este momento podemos observar dos constantes:

  1. Dios habla

  2. Cada uno de los hombres elegidos tienen un encuentro personal con Dios.

Este pasaje comienza diciendo:

“…y la palabra de Jehová escaseaba en aquellos días; no había visión con frecuencia.”

Samuel, un muchacho consagrado a Dios por sus papás, es servidor de Eli, sumo sacerdote en turno.

Samuel se encontraba dormido en el tabernáculo muy cerca del arca del pacto cuando fue llamado por Dios y tuvo un encuentro con Él.

Y así como en la narrativa bíblica, la vida de los personajes es interceptada por Dios, nuestra vida es tocada por Él.

En esta historia hay una elemental adicional, un símbolo: El arca del pacto, que representa la presencia de Dios.

Y es irónico que en una época histórica de sequía espiritual un muchacho este durmiendo a los pies del arca del pacto; que los israelitas tomen el arca como amuleto para poder vencer a los feroces filisteos, que a pesar de esto, pierden la batalla y el arca es tomada por los filisteos.

Si, la misma arca que iba por delante del pueblo de Israel al cruzar el Jordan y llegar a la tierra prometida; misma arca que iba por delante al conquistar Jericó (como lo leímos ayer).

¿Dios fue vencido?

De ninguna manera.

Es la manera gráfica en que Dios se hace presente en el pueblo de Israel para enseñarles que han perdido el rumbo y que necesitan volver a Él, confiar en Él.

¿En dónde está Dios en mi vida?

Las cosas pueden no estar saliendo bien; puedo estar aferrado a un “símbolo” para tener bendición; pero Dios siempre se hace presente, incluso, en el silencio.

Aquí el resumen:

Sin palabra

Sin visión

Sin conocimiento

Sin revelación

Sin el arca

Dios habló…

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