Así recuerdo a mi segundo hijo.
Dejó de latir su corazón a las diez semanas de gestación.
A mi esposa le tuvieron que practicar un legrado; yo, lo sufrí en el alma.
Cuando hablo del aborto, no estoy hablando de posturas legales o filosóficas detrás del escritorio. Lo hago desde la experiencia personal.
En México, en la actual legislatura, se han presentado diversas iniciativas de ley ante la Cámara de Diputados y Cámara de Senadores buscando establecer en la Constitución el derecho al aborto, el derecho a la libertad de elección de la mujer.
Esto ha avivado el debate entre los defensores del aborto y los defensores pro vida.
Lo difícil de la argumentación para ambos lados del debate es que parece que no hay un punto que permita destrabar las posturas opuestas.
Se trata de un conflicto de derechos: El derecho a la libertad frente al derecho a la igualdad.
¿Cuál gana?
Mi punto con esta publicación es responder a lo siguiente:
¿Cómo un cristiano debe explicar la postura bíblica a favor de la vida?
Además, como hacerlo sin perder el estilo, la educación y la fe.
¿Cómo defender la postura pro vida sin dejar de ser cristiano?
Imago Dei
Primero, la Biblia nos enseña que el ser humano fue creado por Dios a su imagen y semejanza.
“y dijo: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza. Que tenga dominio sobre los peces del mar, y sobre las aves del cielo; sobre los animales domésticos, sobre los animales salvajes, y sobre todos los reptiles que se arrastran por el suelo.» Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó, y los bendijo con estas palabras: «Sean fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar y a las aves del cielo, y a todos los reptiles que se arrastran por el suelo.» Gn 1.26-28.
Por lo tanto, la dignidad y respeto por la vida humana se origina desde Dios.
Nacemos con la dignidad puesta por Dios en nosotros.
Esto explica porque creemos en la igualdad, dignidad y libertad humana, en la necesidad del respeto no solo de la ley, normas formales escritas autorizadas por entidades del Estado con fuerza de cumplimiento; sino del respeto a obligaciones morales.
La dignidad del ser humano no proviene de una ley, proviene del hecho mismo de ser humano, creado por Dios a su imagen y semejanza.
Por lo tanto, todo lo que prive de la vida a un ser humano debe condenarse y señalarse como algo inmoral e ilegal.
Scott Klusendorf es el presidente del Life Training Institute, donde capacita a defensores pro-vida. Es orador en diversos foros como Focus on the Family, Truths That Transform y American Family Radio.
En su libro propone un sistema sencillo de argumentación a favor de la vida basado en dos pasos:
1. Simplificar el debate
2. Fundamentar el debate
Simplificar el debate
Este autor dice que la controversia sobre el aborto no es un debate entre los que están a favor del derecho a la libertad de elección de la mujer con su cuerpo y los que están en contra de tal libertad.
No se trata de rivalidad.
No se trata de forzar la moralidad de alguien.
Se trata de responder a una pregunta:
¿Es un ser humano un no nacido (embrión)?
La postura a favor del aborto asume que el no nacido no es un ser humano.
Entonces, el asunto que divide a las dos posturas en conflicto es:
¿Qué es un no nacido?
Si un no nacido es un ser humano, asesinarlo para beneficio de otros es una grave equivocación moral.
Si un no nacido no es un ser humano, asesinarlo a través de un aborto no requiere más justificación que extraer un diente.
¿Es un ser humano un no nacido?
La respuesta es sí.
1. El no nacido, desde el momento de la concepción, es de pleno derecho un ser humano.
2. Es a primera vista, moralmente incorrecto matar a un ser humano
3. Cada aborto mata a un no nacido, un miembro de pleno derecho de la humanidad.
4. Entonces, cada aborto es primera vista moralmente incorrecto.
Fundamentar el debate
Un no nacido es un ser humano de la misma clase que tú y yo.
Tiene los mismos derechos, esencialmente, el derecho a la vida.
Es verdad, un no nacido, difiere de nosotros en tamaño, nivel de desarrollo, ambiente y grado de dependencia, pero esas diferencia no son moralmente relevantes en su estado como ser humano.
Así que privarlo de la vida requiere de la misma justificación para matar a un niño de diez años de edad o cualquier otro ser humano.
No hay una diferencia significativa entre el embrión que una vez fuimos y el adulto que ahora somos.
Tamaño
Es cierto, los embriones son más pequeños que los recién nacidos y los adultos, pero ¿por qué sería relevante el tamaño?
¿Realmente queremos decir que las personas grandes son más humanas que las pequeñas? Los hombres son generalmente más grandes que las mujeres, pero eso no significa que merecen más derechos.
Nivel de desarrollo
Es cierto que los embriones y los fetos están menos desarrollados que los adultos en los que se convertirán algún día.
Pero una vez más, ¿por qué es sería relevante?
Las niñas de cuatro años están menos desarrolladas que las de catorce años.
¿Deberían los niños mayores tener más derechos que sus hermanos menores?
Algunas personas dicen que la autoconciencia nos hace humanos.
Pero si eso es cierto, los recién nacidos no califican como seres humanos valiosos. Tampoco, los bebés de seis semanas, que carecen de la capacidad inmediata para realizar funciones mentales humanas, al igual que los comatosos de forma reversible, los que duermen y los que padecen la enfermedad de Alzheimer.
Medio ambiente
Donde estés no tiene nada que ver con quién eres.
¿Cambia su valor cuando cruza la calle o se da vuelta en la cama?
Si no, ¿cómo puede un viaje de ocho pulgadas por el canal del útero cambiar repentinamente la naturaleza esencial de los no nacidos de no humanos a humanos?
Si los no nacidos ya no son humanos, el simple hecho de cambiar su ubicación no puede hacerlos valiosos.
Grado de dependencia
Si la viabilidad (es decir, la posibilidad de salir del vientre materno con vida) nos hace humanos, entonces todos los que dependen de la insulina o de los medicamentos para el riñón no son valiosos y podemos matarlos. Los gemelos unidos que comparten el tipo de sangre y los sistemas corporales tampoco tienen derecho a la vida.
De esta manera podemos construir entre nuestros conocidos, vecinos y familiares, un caso por la vida.
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