Cuando nació mi primer hijo, cuando lo pude ver, acariciar, abrazar conocí otra dimensión del gozo y del amor.
No pude contener mis lágrimas como tampoco lo puedo hacer ahora que lo recuerdo. Lloré con tanto gozo que el corazón se hinchó de amor. “Dios oye” y por eso mi primer hijo se llama Samuel.
Unos años después, Dios nos bendijo con otro hijo, que ahora está en el cielo; en el primer trimestre de embarazo lo perdimos.
Ese día no pude contener las lágrimas, lloré hasta que Dios cambio mi dolor en gozo y el corazón se hinchó de amor otra vez. Ahora, tenemos a alguien que nos está esperando para vivir la eternidad.
Unos años después, Dios nos bendijo con nuestro tercer hijo. El día que nació, volví a llorar, y mi corazón, una vez más creció de amor. Dios había sido bueno dándonos a este pequeño que desde el instante que lo tuve en mis brazos me ha enseñado que Dios es Dios, por eso, se llama Elías.
No hay forma de describir el gozo, amor y bendición que representa el regalo de los hijos.
Mientras escribo esto, mis hijos están detrás de mí, sentados, platicando. Sus voces no me distraen, son escandolosos; hacen mucho ruido, pero para mí es una sinfonía.
Con la Biblia abierta a una lado de mi teclado tengo a la vista el pasaje del evangelio según Mateo, los primeros doce versículos del capitulo dos.
“Cuando Jesús nació nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle… Y al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo. Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra.”
“Cuando Jesús nació….” Golpea en mi mente con fuerza.
Es un hecho, Jesús nació.
Jesús nació y así se cumplió la Escritura:
“Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre: JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados” Mateo 1:21
Jesús nació como cualquier ser humano, necesitó pañales, necesitó cuidados.
“Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón” Lucas 2:7
Pero el nacimiento de Jesús tuvo implicaciones eternas.
“Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad… A Dios nadie le vio jamás, el unigénito Hijo que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer”. Juan 1:14, 18
Cuando Jesús nació hubo unos padres que lloraron de alegría al ver nacer a su hijo.
Cuando Jesús nació hubo un coro de ángeles que dio gloria a Dios
Cuando Jesús nació hubo reyes que se inclinaron a él y le adoraron.
Cuando Jesús nació se hizo realidad la posibilidad de ver a Dios.
Cuando Jesús nació se encarnó la gracia de Dios.
Si, cuando Jesús nació….
¿Cómo puedo responder al saber que todo el amor del Eterno pudo caber en Jesús para explotar en salvación en la cruz?
Regresando al evangelio de Mateo, hay dos cosas que hicieron quienes buscaron a Jesús:
Le reconocieron Rey y le adoraron.
Y esto se resume así: Poner mi confianza en Jesús, en quien es Él y en lo que ha hecho.
“Cuando Jesús nació” se escribió una historia más dentro de la gran historia que la Biblia cuenta.
No hay una historia más importante que otra, pero cuando Jesús nació, nada volvió a ser igual.
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